El fiel de la balanza, de Manuel Francisco Reina


Mañana 29 de marzo llega a las librerías de toda España el nuevo poemario de Manuel Francisco Reina, "El fiel de la balanza", que se adentra en el mundo de la traición y del poder mal entendido en las relaciones amorosas. Un recorrido emocional a modo de diario que nos sitúa frente a la deslealtad y la vileza.

Hemos tenido la oportunidad de charlar con su autor quien nos habla de su proceso creativo y de los entresijos de "El fiel de la balanza".

 

—¿Qué va a encontrar el lector tras este título tan sugerente? 

Serán los lectores los que saquen sus propias impresiones pero, yo creo que va a encontrar un libro intenso, lleno de emoción y reflexiones hondas sobre las relaciones y los sentimientos, con mucho sentido del humor e ironía, con verdad, con un lenguaje cuidado, y en una edición mimada al detalle por mi nueva editorial, Cuadernos del Laberinto.

—Tras tres años sin publicar poesía ¿cómo ha sido el proceso de reencontrarse con lo que supone la creación de la misma? 

Bueno, el hecho de no haber publicado no quiere decir que no haya escrito, por lo tanto no he dejado de enfrentarme al proceso creativo. Es verdad que han sido tres años largos, casi cuatro, de un proceso vital duro. Un proceso en el que, por primera vez, y después de más de 30 años escribiendo y publicando empecé con 13, 14 años a ganar premios y publicar, me planteé si merecía la pena seguir escribiendo; para qué y para quien. Sin embargo la palabra y la poesía es fiel y siempre viene en auxilio de uno, sobre todo en los momentos más oscuros. Por otro lado, es curioso como ante mi silencio editorial han venido a buscarme por otros libros anteriores mis lectores; a rescatarme, especialmente los más jóvenes, lo que ha sido esperanzador y energizante. Los momentos difíciles, las noches oscuras del alma, nos iluminan muchos recovecos de nuestro ser. No sé si he salido mejor, pero sí más fuerte. Ha habido que hacer cambios, entre otras cosas de agencia literaria. Ahora estoy con Editabundo, al frente del cual está Pablo Álvarez, al que conocí hace muchos años como uno de los mejores editores de este país, y  fui de los primeros a los que llamó cuando se embarcó en la aventura de su agencia. Aquí estamos, remando al viento, y feliz de formar parte de un nuevo comienzo. Vivir, como escribir, es enfrentarse a la muerte y la resurrección muchas veces. 


 

—"El fiel de la balanza" narra la liberación de una relación tormentosa que pudiera clasificarse como violencia psicológica. En este aspecto es muy novedosa al contarlo desde el punto de vista masculino. ¿Cuál es la génesis y qué le ha supuesto esta “redención”?

 En realidad “El Fiel de la balanza” es un libro sobre la “perfidia”, sobre la traición o el quebrantamiento de la fe debida, y cómo eso pone en jaque toda una vida, los planteamientos emocionales, vitales, la fe en el género humano, sus valores, etcétera. Es un libro en carne viva sobre la pérdida del equilibrio personal y la búsqueda a través de la introspección y las emociones de ese recalibrado emocional y mental. El origen es una vivencia personal, biográfica, pero es más perverso aún que “una relación tormentosa”, porque aparentemente no lo era. Esa es la perfidia y lo complejo de la experiencia que narra este libro. Cuando el plano de la realidad y la apariencia, el fingimiento, entran en colisión y se desvelan monstruos sonrientes que hablaban con palabras suaves y apariencia de amor. Monstruos enemigos que dormían cada noche a nuestro lado, durante años, y que alimentamos con nuestro afecto y nuestra vida.

         Lo terrible de este libro es que desvela cómo en las relaciones se asumen roles que tienen mucho que ver con el dominio. Cómo, muy a menudo, en las relaciones afectivas, y, por supuesto en las sexuales, admitimos lo que sería inadmisible sin el permiso del afecto, pero sigue estando igual de mal. Las peores cadenas son las que asumimos, las que nos ponemos nosotros por propia voluntad, como se digo en el libro. Tomar conciencia de cómo hemos sido utilizados, engañados, estafados, es un ejercicio doloroso. Creo que esa originalidad que señalas, de asumir esa fragilidad desde un punto de vista masculino, sin pudor, con verdad, es un ejercicio de honestidad personal e intelectual necesario. La identidad masculina sigue estando muy sujeta a clichés, tanto o más que la femenina, y por las mismas razones.  Creo que la fortaleza, al menos la mía, consiste en asumir las fragilidades y crecer en ellas.

—"El fiel de la balanza" es una obra en prosa poética ¿Por qué ha elegido esta opción, y qué opinión le merece la métrica y la rima en la actualidad?

En realidad “El Fiel de la Balanza” es un libro de poemas en prosa, no de prosa poética. No es lo mismo. Un libro de Prosa poética es “Platero y Yo” y un libro de poemas en prosa es “Espacio y tiempo”, ambos de nuestro Nobel Juan Ramón Jiménez. “Onos” de Cernuda, es otro libro de poemas en prosa, por poner ejemplos señeros. Cada libro pide su forma, y este, por lo difícil que era, no se ajustaba a las formas poéticas tradicionales. Un poema en prosa necesita un ritmo interno, una concepción rítmica muy compleja, pero, a la vez, te permite explorar ámbitos poéticos muy interesantes. Hay mucho falso poema en prosa. Escribí en uno de mis poemarios anteriores un texto irónico con este procedimiento.  Sobre todo de jóvenes autores que tratan de imitar a otros escritores y ponen de seguido los versos tradicionales, endecasílabos, alejandrinos, etcétera, para darle forma de poema en prosa. Yo me he atrevido con el poema en prosa después de 16 libros de poemas publicados en “forma tradicional”, por distinguirlos.   Creo que en literatura no hay que tener prisas. Hay que dejar macerar los textos para sacarles su esencia.

         Creo que estamos en un momento de crisis a todos los niveles. Crisis que hace aflorar, por un lado, grandes autores, tantos los que se aferran con talento a las formas tradicionales, como los que buscan con honestidad nuevas formas de expresión. También creo que hay mucho impostor. Las redes sociales y este clima de posverdad han hecho que un imbécil pese tanto como un filósofo, y cualquier memo que cuelgue en las redes su exabrupto lírico a golpe de tabulador se proclama poeta. El confinamiento ha traído una búsqueda de respuestas, y eso ha sido bueno para la puesta en valor de la poesía, de nuevo, pero también ha traído mucho becerro de oro, mucho falso poeta, apoyado, muchas veces, por grandes editoriales a las que hace mucho que no les importa la literatura sino las cuentas de resultados.

—¿Cómo se logra ser original y decir algo nuevo en un tema tan universal y tratado como es el amor?

No estoy seguro de eso. Hay temas que si son universales lo son porque subyacen en el fondo de nuestro ser. Creo que la única forma de afrontarlos es desde la honestidad y la exigencia. La honestidad en intentar aportar luz, verdad, no impostura y fuegos de artificio. Creo que hay libros que traslucen verdad y es lo que yo intento con los míos; nuestra parte más instintiva, conecta con la emoción. La exigencia es no conformarse con los espacios de confort, exigirnos más, no conformarnos con lo primero que se nos ocurre, darle, siempre, una vuelta de tuerca al concepto, a la expresión.

¿Cómo ve el mundo de la cultura en la España de hoy en día?

Bufff…¿te escribo un ensayo, mejor? Bastante perdido. Lleno de grupos y pandillas, castas que no permiten que nadie crezca si no es con su permiso y tutela;  desatendido por políticos, administraciones, autoridades, jueces, donde te pueden plagiar sin consecuencias, donde un analfabeto que sale por la tele y no sabe no ya escribir, sino ni hablar, publica libros que todos sabemos que no han escrito y se convierten en burdosellers…¿sigo?

— “El fiel de la balanza” llega de la mano de un sello editorial independiente como es Cuadernos del Laberinto ¿son este tipo de editoriales las que marcan la modernidad editorial?

Son este tipo de editorial los que te permiten la libertad de ser y desarrollarte sin cortapisas. Son los que permiten que las voces al margen, como la mía, encuentro su lugar y sus lectores. Cuando tienes una trayectoria, una obra, un nivel de exigencia alto, y no estás dispuesto a hacer cierto tipo de concesiones, es difícil encajar en las cuadrillas de ciertas editoriales. A veces porque no perteneces a la pandilla predominante, otras porque ciertas editoriales tienen compromisos de edición para años y es imposible encajar tus fechas, y otras porque lo que buscan no es literatura sino un  producto determinado. A mí me llegó la posibilidad de editar con Cuadernos del Laberinto por mi agencia, Editabundo, y su director, Pablo Álvarez, me insistió en que era lo mejor para mí. Acertó. Su editora, Alicia Ares, se había enamorado del libro y eso lo cambia todo. Cuando trabajas con alguien que, no sólo sabe de literatura, sino que ama lo que hace, el trabajo se convierte en algo placentero. Nos conocíamos hace años, de los cursos de “Poesía última” de la Fundación Rafael Alberti, pero yo llevaba unos años desconectado de casi todo, en  especial del mundo editorial de Madrid, y nos perdimos la pista. El reencuentro ha sido estupendo. Para colmo yo visualizaba cómo quería que fuera el libro, con una imagen del magnífico pintor Luis Moro, que ha colaborado entre otros, con el Premio nacional de Poesía Antonio Gamoneda, y el equipo de Cuadernos del Laberinto lo entendió perfectamente, y lo mejoró. Tanto la editora como el resto del equipo han mimado el libro desde el principio, y el resultado es una belleza bibliográfica, aparte del contenido que no me corresponde a mi juzgar.

 —Aconséjenos un libro de un autor contemporáneo y otro de un clásico.

Me pones en un gran compromiso, porque son muchas mis devociones, tanto en contemporáneos como clásicos. En contemporáneos te recomiendo, por ejemplo “Nueva York, después de muerto”, de Antonio Hernández, por el que fue Premio nacional de Poesía, o “Los niños Interiores” de Pilar Paz Pasamar, que debió haberse ido con todos los premios importantes de este país. De los clásicos…me los quedo casi todos, pero si tengo que elegir uno vuelvo al “Quijote” de Cervantes, que es el creador de la novela moderna, y que, por el contrario, está lleno, sin pretenderlo, de poesía.

— ¿Qué le ofrece la poesía frente a la narrativa?

La poesía, ya lo sabían los griegos que es de cuyo idioma viene la palabra poesía, es la fuente de toda literatura. Es la madre de todos los géneros y, en momentos de orfandad como este, es el único refugio seguro. 
 
 
 
MANUEL FRANCISCO REINA

Novelista, poeta, guionista, crítico literario y dramaturgo. Miembro de la Academia de las Artes Escénicas de España. Ha publicado antologías y compilaciones, narrativa, dramaturgia y poesía.

Fue cronista y articulista del periódico ABC y crítico en el suplemento cultural Babelia del diario El País; así como en la Cadena SER con Pepa Bueno (en el programa Hoy Por hoy). Actualmente es columnista del diario digital El Plural.

Ha publicado los poemarios Razón del Incendiario, Naufragio hacia la Dicha, Del Insumiso Amor, Consumación de Estío, Las Liturgias del Caos, La Paternidad de Darth Vader, El Jardín de la Tarde, o Sólo tu nombre es mi enemigo, entre otros.

Es autor de las novelas Los Santos Varones, La Coartada de Antínoo, La Mirada de Sal, La Emperatriz Amarga, Los Amores oscuros o La Princesa Paca.

Su obra de teatro Olimpo busca chico nuevo, fue Premio de Teatro Arte Joven de la Comunidad de Madrid. Además es autor de diversas antologías y compilatorios como Mujeres de Carne y Verso, La paz y La Palabra (Letras contra la Guerra) o Poesía Andalusí, y de los ensayos Un Siglo de Copla o El Plagio como una de las bellas Artes. También es guionista de documentales, como el presentado en el Festival de cine de Málaga, La España de la Copla: 1908.

En el año 2005 coordinó el disco No os olvidamos, en homenaje a las víctimas del 11M, en colaboración con el Nobel José Saramago. 
 
 
 
L A  L E N G UA  D E  L O S  Á N G E L E S

Ya olvidaste la lengua de los ángeles. Ese idioma perdido que sólo reyes y amantes en comunión absoluta rememoran. Has echado a las sombras mi regalo, los versos desgranados de luminoso amor oscuro, línea a línea, tecleados, transcritos para ti, recitados al oído en tardes de lluvia y tormenta con balcones abiertos. Ya no dices las sílabas secretas, el habla llameante de la luz en plazas mayores, consol radiante, sin embozos. Ya desprecias el privilegio de los seres celestiales, por la oculta manzana putrefacta de una mentira. Ahora prefieres la nieve. La gélida exposición en solitario frente al objetivo rubicundo del hipócrita. Lo tuyo es ahora la lengua de los áspides, de los seres fríos que permanecen quietos, disimulados, inadvertidos casi, hasta asestar el golpe mortal y sin remedio. Un cetro de pirita es ahora el tuyo. Oro de los tontos que dura sólo lo que una ilusión fundada en nada. Tanto ruido el tuyo, que quedará en vacío, en címbalo que no retiñe, o campana que no suena, como tu corazón que late pero no lleva un ápice de sangre humana, ni de sentir, ni de verdad, ni de vida…

Comentarios

  1. Una obra maestra...hacía tiempo que no devoraba un libro..con tantas ganas ...

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  2. Uno de los mejores escritores contemporáneos que hay en España.En mi opinión, desconocido en gran medida,para el público, lo cual, hace que queden huérfanos de una gran lectura.

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  3. Uno de los mejores escritores contemporáneos que hay en España.En mi opinión, desconocido en gran medida,para el público, lo cual, hace que queden huérfanos de una gran lectura.

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