Los ‘papeles de Herralde’, el archivo editorial de Anagrama

En un país en el que la construcción de la memoria de la edición está todavía en sus inicios (entre otras cosas por el olvido, cuando no por la negligente destrucción a la que algunos grandes grupos han sometido la documentación de las antiguas editoriales que terminaron absorbiendo), los “papeles de Herralde” cubrirían, sin duda, muchos vacíos. La pugna entre la Biblioteca Nacional de España, a cuyo frente sigue la incombustible Ana Santos —nombrada por la derecha, pero que, además de no haberlo hecho mal, ha sabido contentar a los intelectuales repartiendo bolos pagados cuando casi nadie lo hacía—, y la Biblioteca de Catalunya —a cuya directora, Eugènia Serra, no le sentaría nada bien que se le escapara ante sus napias el archivo de Anagrama, como antes lo hicieron el de Carmen Balcells o el de Beatriz de Moura—, ha saltado a la prensa profusamente. Incluso, más allá de estas instituciones, algún comentarista partidario de las terceras vías ha llegado a proponer una “Biblioteca Jorge Herralde” ubicada en una futurible Biblioteca Provincial de Barcelonaimprobablemente financiada por el Ayuntamiento de Barcelona y “el ministerio”.

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