El IVAM se asoma a los abismos existenciales de Ángeles Marco

Los acantilados vitales que cada ser humano alberga en su interior. La mezcla de atracción y repulsión que produce la idea de vacío. El miedo a caer y, al mismo tiempo, la pulsión que en ocasiones se siente hacia la propia caída. Estos son algunos de los conceptos capitales que estructuran Ángeles Marco. Vértigo, la muestra antológica que el IVAM dedica a la escultora y que podrá verse hasta el 6 de enero. La exposición fue presentada este miércoles, 26 de septiembre, a los medios en un encuentro que contó con el director del museo, José Miguel G. Cortés, el comisario de la muestra, Joan Ramon Escrivà, la directora adjunta de la Colección de la Fundación Banco Sabadell, Montserrat Corominas, y la hija de la artista, María Silvestre.

Según explica Cortés, ”uno de los objetivos que se ha trazado el IVAM es reivindicar artistas que no han recibido hasta ahora suficiente reconocimiento”. Por ello, tomando como referencia temporal el décimo aniversario del fallecimiento de la creadora, el centro busca "resituar" su figura y rendirle homenaje. ”Afortunadamente, hoy en día su obra se está revalorizando y está influyendo en las nuevas generaciones", apunta el comisario. Organizada de forma cronológica, la exposición abarca tres décadas de trabajo y acoge 120 obras entre las que abunda el material inédito. "Ángeles Marco es un nombre fundamental para entender la transformación de la escultura en España a finales del siglo XX”, sostiene Escrivà, para quien esta muestra intenta “desgranar la narrativa visual” de una escultora vinculada al postminimalismo, el arte conceptual y el constructivismo.

La muestra parte de los años 80, época en la que según Escrivà se halla  "el origen de su lenguaje escultórico” hasta la última pieza que creó la artista, fallecida en 2008. Marco confeccionó a lo largo de su trayectoria una "escultura poética, metafórica y salpicada de misterio”, afirma el comisario de la muestra. A través de su particular código compositivo, reivindica que "lo que vemos no solo es siempre lo que vemos, hay retales, historia, miedos, recuerdos..." que provocan vértigo. No es casual, pues, el título elegido para esta muestra: “El concepto de vértigo es una de las ideas que atraviesan su obra y su reflexión artística”, expone Escrivà. De hecho, como bienvenida a la exposición, se muestra un a breve performance fílmica en homenaje a la película homónima de Hitchcock. En esas tres décadas de trabajo, la artista valenciana fue desarrollando un vocabulario propio que construido a través del diálogo con los materiales industriales que utiliza y con las técnicas que emplea, entroncadas “en la tradición del taller, de los herreros y los ingenieros. Una constante en prácticamente toda su obra”, señala Escrivà. La presente exposición se articula en torno a una sucesión de series, ya que, como explica su responsable, era la forma en la que la escultora trabajaba. No se trataba de un mero recurso organizativo: “Cada serie iba precedida de un entramado conceptual que se traducía después en una puesta en escena “con elementos enigmáticos y misterios” en los que el espectador estaba invitado a entrar. 

La visita arranca con Espacios ambiguos, formada por un conjunto de obras sobre las que la propia artista realizó su tesis doctoral y en las que “desgranó su principal objetivo como creadora: hacer despertar  la visión de un espectador  que ella consideraba que había quedado adormecido por prácticas visuales ya adocenadas y domesticadas”. “Había que confrontar a la audiencia con nuevas formas, con formas extrañas que le hicieran pensar y actuar”.  Considerado el auténtico origen del lenguaje escultórico de Marcos, este conjunto de piezas constituyen relieves grisáceos que toman a la chapa metálica como material fundamental. En ellos, la ausencia de cromatismo marca un punto de inflexión respecto a las primeras piezas de Marco.

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