Atalaya revisita las premoniciones de Lorca

Cuando el 19 de agosto de 1931 Federico García Lorca terminó de escribir Así que pasen cinco años, no hubiera podido imaginar lo que sucedería cinco años después. Ese mismo día de 1936, el poeta granadino fue fusilado. No fue la única premonición. En este texto, uno de los personajes anunciaba que «se abriría un pozo en el que caerían todos». Cinco años después estallaría la Guerra Civil y «en ese pozo cayeron muchos. García Lorca fue uno de ellos». Unas «estremecedoras e inquietantes coincidencias», señala Ricardo Iniesta, director de la compañía Atalaya Teatro, que este sábado, en coproducción con el Centro Dramático Nacional, presenta en el LAVA una nueva versión de esta obra, calificada como teatro «imposible e irrepresentable» de Lorca.

Será en la sala Concha Velasco a las 20,30 horas. Iniesta y Atalaya Teatro regresan a Valladolid, «una ciudad que siempre nos ha recibido con mucho cariño. Después de Madrid, Sevilla y Málaga es la ciudad donde más espectáculos hemos presentado», celebra Iniesta.
Así que pasen cinco años representa algunos de los temas omnipresentes en la obra total de García Lorca como el tiempo, el amor, la muerte, los sueños o la frustración. Un joven enamorado de su amada, le cuenta a un viejo que, «por causas que no son de explicar, yo no me casaré con ella... hasta que pasen cinco años».

Es la tercera ocasión en que la compañía sevillana aborda esta obra. La primera versión fue en 1986 y ya se presentó en el teatro Calderón. La segunda, en 1994 y ahora, treinta años después, Iniesta revisita de nuevo los textos de Lorca con una versión «más tenebrosa, misteriosa, un tanto oscura y muy inquietante» con una lectura «completamente diferente a la que formulamos en los anteriores montajes».

El elenco también ha crecido en número pasando de seis a nueve actores y Atalaya ha concebido en esta ocasión una sugerente y enigmática puesta en escena con escaleras vertiginosas que rompen la verticalidad remitiendo a los oníricos mundos de Escher.
Lorca bebe también de dos de sus principales referentes. «Lorca escribió la obra influido por los textos del libro de la interpretación de los sueños de Freud y de las teorías de la relatividad del tiempo de Einstein».

Nueve personajes. Ninguno tiene nombre. Son metáforas: el joven, el niño muerto, los amigos, el viejo, la novia, el payaso, el arlequín... Todos ellos son símbolos de apetencias, de ideas, de sensaciones, de vivencias subsconcientes que navegan por los textos «poéticos, hipnóticos, oníricos de Lorca», Eso sí, el texto permanece intacto. «No le hemos tocado ni una coma porque las obras de los grandes no se deben modificar y porque sigue rezumando frescura y contemporaneidad».

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