El poeta Ignacio Mª Muñoz en la Feria del Libro de Madrid: "Todos pasamos por nuestros propios filtros personales lo que leemos, y lo hacemos nuestro."



Hasta el día 10 de junio, acercarse en Madrid al Parque del Retiro implica pasear por las casi 400 casetas de la feria del libro más importante de España, que este año celebra su 77ª edición. Un recorrido de novedades editoriales en donde el lector habitual encuentra el placer de poder lograr la firma de los autores, de charlar con ellos cara a cara o conocer nuevas figuras del mundo de la literatura.  Es el caso del poeta bilbaíno Ignacio Mª Muñoz, que con su ópera prima "Crónica de ausencias y De la luz y del olvido" (editada por Cuadernos del Laberinto) se posiciona como una de las voces que mejor refleja lo más íntimo e intrínseco del ser humano.

Este poemario divido en dos partes, que se complementan gracias a la temática de la ausencia y el amor, es un vivo y profundo cuaderno de bitácora de los sentimientos enfrentándose ante el olvido y ante el dolor.  La afectividad y la extrañeza por el "no ser" brillan como protagonistas en unas páginas hermosas y henchidas de sonoridad.

LITERATURA Y FUTURO ha tenido la oportunidad de entrevistar al  Ignacio Mª Muñoz y saber, de primera mano, qué significa estar en la Feria del Libro y de dónde nace la poesía.

—Va a estar firmando su poemario en la Feria del Libro de Madrid, la apuesta cultural más importante de España. ¿Qué significa esto para usted, cómo es el encuentro con los lectores?
Es un motivo de orgullo, qué duda cabe. Los escritores, del género que sea, somos legión; y la producción es ingente. Así que ser uno de los pocos autores que tienen la oportunidad de presentar su obra a los posibles lectores es una circunstancia extraordinaria.  Por otro lado, los lectores que no conocen personalmente al autor se sienten más libres de emitir su opinión, y eso es muy sugerente. Es muy gratificante, además,  ver cómo un visitante de la Feria, tras hojear el libro y leer aleatoriamente algún poema,  decide comprarlo y pide una dedicatoria. A veces, ese libro dedicado es el primer poemario que el lector compra en su vida, es su primera aproximación a la poesía…;  en otras ocasiones, se trata de un lector experimentado que ha encontrado en el libro algo que le ha emocionado… En cualquier caso, pienso que en ese trance el autor establece una relación especial con esa persona, aunque no vuelva a verla en la vida. Así que no puedo sino sentirme muy agradecido a Cuadernos del Laberinto por haberme invitado a firmar en su caseta.

  —¿Es cierto eso que se dice de que los lectores escriben un libro diferente al que el autor les entregó?
Lo comparto completamente.  Al menos, yo lo siento así cuando leo; y he tenido oportunidad de comprobarlo al hablar con algún lector sobre mis poemas. Todos pasamos por nuestros propios filtros personales lo que leemos,  y lo hacemos nuestro. Es más que interpretarlo, es casi recrearlo. Sobre todo, en el caso de la poesía. Y en mi opinión es un proceso muy enriquecedor para el autor.

—¿Qué es lo más disparatado y emotivo que le ha sucedido en torno a la publicación de “Crónica de ausencias y De la luz y del olvido?
Tal vez no literalmente disparatado,  pero sí me resultó gracioso que se acercara una persona a la caseta en la que yo estaba firmando en otra feria y me preguntara: “¿Es usted famoso?”. Al contestarle que no, se dio la vuelta y se fue.  El signo de los tiempos, ¿no? Lo más emotivo, sin duda, es algo que leí acerca del  poemario que un escritor desconocido dejó escrito en las redes:  “…es un libro para abandonarse a él, para disfrutar con cada verso y perderse en el tiempo mientras se saborea cada arañazo al alma que aguardan en muchos de sus rincones y esperan al lector agazapados entre sus páginas”. Solo este comentario justifica  haber escrito y publicado el libro.

—Llama la atención la unión de dos poemarios en uno, y el título con versos de cada parte. El resultado es una conexión acertada, con una temática muy similar que casi nos hace pensar en un solo libro.
Sí, creo que aun siendo libros independientes hay una conexión entre ambos; una suerte de hilo conductor. Podrían haber sido un solo poemario (de hecho, así lo sugirió la editora), pero preferí  mantenerlos independientes. Aunque quizá cada uno lo enfatice de manera  diferente,  ambos traslucen cierta sensación de angustia, o de inquietud, o de dolor ante la experiencia de la ausencia o del olvido. Y quiero pensar que también los dos afrontan esa experiencia con esperanza; o por lo menos, con el propósito de aprender a construirse y recomponerse con esos ingredientes inevitables.  En cuanto a los títulos, pensé que los versos escogidos resumían mejor ese énfasis del que hablaba, que podían ser una buena referencia a la hora de “ponerles nombre” (sobre todo, si se tiene en cuenta que ninguno de los poemas de ambos poemarios tienen título propio).

—Un tema interesante y certero el de las ausencias, sobre todo en el devenir cotidiano, que es el examen más exigente ante la nada.
No sé si lo habré conseguido, pero yo he querido tratar la ausencia como algo entretejido con el olvido y con el desamor; en definitiva, como un concepto que aglutina y resume el significado de la muerte. La pérdida.  Es un tema universal e intemporal. Desde los clásicos, a Jorge Manrique: Ubi sunt? A todos nos golpea en algún momento la ausencia, a todos nos angustia el olvido, a todos nos interpela la idea de la muerte. Es inevitable querer encontrar  la respuesta a la gran pregunta. O, por lo menos, hacérnosla. Y esta pregunta formulada así o de manera parecida, de forma consciente o inconsciente nos la planteamos en la vida cotidiana, porque a diario sentimos las acometidas que nos ponen en esa situación.


FERIA DEL LIBRO DE MADRID. CASSETA 213 (Cuadernos del Laberinto)
Miércoles, 6 de junio, 2018
De 20:00 a 21:00 : Ignacio Mª Muñoz firmará Crónica de ausencias y De la luz y del olvido


ARRAIGADA EN LO MÁS PROFUNDO
de mi huerto,
de mi sol y mis caricias revivida,
te sube por los muslos savia viva
que estalla en tu risa florecida.
Vertical esfuerzo de belleza, fuego
que abrasar quisiera toda
la muerte que dentro llevo.
Salpicando mi vida con tu vida
me envuelve tu caudal de terciopelo.
De memoria tu piel sabida,
me has ceñido a tu talle y a tus besos
y has acabado con mi duelo
al llenar de luces mis tardes compartidas
y al vaciar, amor, mi jardín de desconsuelo. 


ANOCHECÍAN SOBRE EL PAPEL
mis dedos
y se llenaron de sombras
los poemas.
Se me fue el alma al aire
que volaste con tus besos
y sentí el tacto
de tu ausencia amarga
con el dulce deseo
de llamarte.
Junto a mí de nuevo convocada
en grito que asfixia
y no se escucha:
aire necesita la estancia,
y el aire lleva tu nombre.

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